En las grandes
construcciones de edificios o de monumentos cuya altura es superior a la base,
es necesaria una buena cimentación como base para que durante años ese edificio
no se derrumbe y no haya problemas, lo mismo ocurre con nuestro cuerpo,
necesitamos que todo parta de una buena base y para nosotros esa base son los
pies. Un gran porcentaje de las lesiones que durante los años van apareciendo
en nuestro cuerpo son producidas por defectos en la biomecánica de la marcha y
en la pisada. Ya que nos mantenemos de pie o caminando la mayor parte del
tiempo y cualquier problema que pueda haber en el pie puede repercutir en
nuestro tobillo, rodilla, cadera, espalda o incluso las cervicales. Es muy
importante corregir estos defectos en la marcha para que no nos lesionen con el
paso del tiempo.
Un ejemplo
claro de problemas ocasionados por una pisada errónea son los que puede llegar
a producir la existencia de una pierna ligeramente más larga que otra. Nuestro
cuerpo es sabio e intenta y consigue cueste lo que cueste que nuestra mirada
sea lo más horizontal posible, para ello busca las compensaciones necesarias
para llegar a este fin. En el caso de la pierna corta, que puede ser producida
por un problema en el pie, nos encontraremos con un desequilibrio en la pelvis
que ocasionara una actitud escoliótica que a su vez producirá contracturas en
nuestra espalda, hasta la posibilidad de llegar a tensionar las cervicales, mas
a un lado que otro, y esto puede producir compresión del nervio de Arnol y así
sentir mareos, dolores de cabeza, nauseas o incluso vómitos.
Por otro lado,
nos podemos encontrar entre otras dos posiciones patológicas en el pie, que
seguro que todos antes hemos oído como pie pronador y pie supinador. El pie pronador
es un pie que se asocia al pie plano o que apoya mucho la zona interior del
pie, desgaste del zapato por la parte de dentro y que puede acarrear un aumento
de las curvas fisiológicas de nuestro cuerpo, dolor en la parte interna de la
rodilla o más tensión en la cara externa del muslo. El pie supinador es aquel
que apoya mucho la parte externa, se observa un marcado desgaste en la zona
posteroexterna del calzado y produce lesiones en la cara externa de la pierna
principalmente en rodilla y en tobillo. Hay casos en los que un pie tiene una
posición diferente al otro y esto va a ocasionar lo que anteriormente hemos
descrito como pierna más corta y los consecuentes desequilibrios.
Desde el punto
de vista de la fisioterapia y la podología se ofrecen diferentes alternativas
de tratamiento, ambas complementarias e imprescindibles para la correcta
mejoría del paciente: con fisioterapia conseguiremos que el pie vuelva, si no es en su totalidad ,al menos
en su mayor parte, a una posición lo más adecuada posible mediante
movilizaciones, estiramientos, osteopatía en las articulaciones bloqueadas,
masaje, etc.; pero ocurre que necesitamos que un soporte mantenga esa posición
que hemos ganado con fisioterapia, y para ello el papel de la ortopodología es
fundamental, sería necesario hacer una exploración biomecánica adecuada para
observar las diferentes carencias en el pie y poder corregir o compensar con un
soporte plantar o plantilla que mantenga equilibrado el pie.
Desde aquí
animamos a todos los que consideren que de alguna manera su
forma de caminar no es adecuada, o que el bajo del pantalón queda más largo de
una pierna que otra, o incluso aquellos deportistas que quieren optimizar su
rendimiento y prevenir lesiones, que se animen a preguntar a un profesional
experto en exploraciones biomecánicas, fisioterapeuta o podólogo, sobre cómo está
trabajando su pie y qué posibles soluciones se plantean al respecto, seguro que
la vida os cambia considerablemente.
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